A pesar de que hay muchas falsificaciones en el mercado, las de cachemira son difíciles de detectar, especialmente para los consumidores finales. No basta con frotar el tejido sobre la piel desnuda para comprobar su suavidad. Hace tiempo que existen técnicas para ablandar incluso las fibras de lana naturalmente duras. Las bufandas baratas, en particular, suelen estar mezcladas con fibras sintéticas.
La cachemira bajo el microscopio
Los verdaderos analistas del cabello pueden detectar estos tejemanejes con un microscopio electrónico observando las estructuras de las fibras. A los clientes de la tienda sólo les queda el precio sospechosamente bajo como indicio de las falsificaciones. Por cierto: la cachemira es ocho veces más fina que el cabello humano.
La finura del cabello se mide en «micras». Una micra es la milésima parte de un milímetro.
La lana de pashmina mide entre 12 y 14 micras (1 micra = 1 milésima de milímetro) La lana de cachemira mide entre 15 y 21 micras La cachemira es 6 veces más fina que el cabello humano. La cachemira es ocho veces más caliente que la lana de oveja, pero un tercio más ligera.
Normalmente se necesita el plumón de una o dos cabras para hacer una sola bufanda. En el mercado mundial, un kilo de cachemira pura cuesta unos 200 euros.
Un kilo de lana de oveja, en cambio, puede conseguirse por apenas 5 euros. ¿No hay que ser escéptico con las bufandas que cuestan 40 euros o incluso menos con una etiqueta que promete «pura cachemira»?
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